La casa hoy
amenazada por el deterioro, donde se imprimió el Correo del Orinoco, en la
calla La Muralla,
actual Paseo Orinoco haciendo esquina con la Carabobo, perteneció al
canario José Luis Cornieles, al igual que la Casa del Morichal de San Isidro, por herencia de
su esposa María Josefa, hija de Rafael Velez, su dueño original.
La
hacienda o finca del Morichal de San Isidro la fomentó Rafael Vélez en tiempos
del Gobernador Manuel Centurión (1766-1777) y contaba con una capilla donde se
veneraba la imagen de San Isidro, una pulpería, trapiche, siembra de caña dulce
y otros renglones agrícolas. La
Hacienda se extendía por el Sur hacia la Mesa de Angostura, arropaba
la enorme laja blanca hasta el Cerro El Zamuro por el Oeste encerrado dentro de
sus confines El Trabuco, Callejón de los aparecidos rozando la Laguna El Porvenir y
abriendo por el Este hacia Ojo de Agua, hoy Fuente La Fortuna.
Rafael
Vélez tenía dos hermanos: Agustín que lo ayudaba en las faenas de la hacienda y
Francisco que trabajaba como Escribano Público. Años después se incorporó como
administrador de la hacienda el canario José Luis Cornieles, quien se enamoró y
contrajo matrimonio con María Josefa, hija de Rafael Vélez y de cuya unión
nacieron varias hijas muy bellas que impresionaron al Libertador cuando
viajaron de Trinidad a Angostura en 1817 a reclamar su hacienda que había sido
expropiada por los Tribunales de Secuestros creados por el Gobierno Supremo.
La
familia Cornieles, a raíz del Sitio de Angostura se había refugiado en la isla
vecina de Trinidad y regresó tan pronto el Libertador dio garantías de
seguridad a los hispanos o descendientes de hispanos radicados en Angostura
dispuestos a prestar servicios a la causa de los patriotas. José Luis
Cornieles, unos de esos servidores, llegó a ser Alcalde Provincial y no sólo
dispuso la Casa
de San Isidro para que allí residiera el Libertador, sino que facilitó el
inmueble en calle La Muralla
para establecer el taller tipográfico donde se editó el Correo del Orinoco bajo
la gerencia del tipógrafo irlandés Andrés Roderick, el operador Tomás Taverner
y los guayaneses aprendices de las artes gráficas Juan José Pérez y José
Santos.
La prensa
de tipos sueltos trabajaba con fuentes long
primer y small pica, con sus respectivas itálicas y letras blancas para
títulos y epígrafes. El impresor, Andrés Roderick, devengaba 50 pesos mensuales
desde el 15 de octubre de 1817 que se instaló la prensa en la casa propiedad de
José Luis Cornieles.
La suscripción del Correo del
Orinoco costaba mensualmente un peso para los habitantes de Angostura. La gente
del interior debía suscribirse por el lapso mínimo de tres meses y pagar
treinta reales. Se contaba con posta para la circulación del periódico en
lugares distantes.
Las suscripciones fueron abiertas en
la casa sede a la Capitanía de Puerto y
los comerciantes y personas interesadas en publicar Avisos en el Correo, debían
remitirlo a más tardar la víspera de la edición, es decir, el viernes puesto
que la Gazeta
salía periódicamente el día sábado. La oficina de recepción de Avisos
funcionaba en el propio taller del periódico.
El premier comerciante en publicar
un aviso por el Correo del Orinoco fue el señor Falconer, un sillero que tenía
su taller en el sótano de la casa del Almirantazgo. El aviso decía
textualmente: “El Ciudadano Falconer, Sillero, que vive baxo el Almirantazgo, desea
encontrar para comprar una cantidad de SERDA. Se pagará a buen precio la de
buena calidad. Angostura Junio 27 de 1818”.
Andrés Roderick, impresor del
gobierno Supremo, redobló su trabajo con el Correo del Orinoco, pues
anteriormente se limitaba a imprimir Boletines, Bandos, Membretes, Decretos,
Ordenanzas, Leyes, Resoluciones y otros
impresos.
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