La reconstrucción y restauración de la casa
donde se editó el Correo del Orinoco fue concluida por el Ministerio de Obras
Públicas durante la gestión del Presidente Rafael Caldera, quien la inauguró el
20 de noviembre de 1973 con una exposición de cien años de pintura venezolana
propiedad de la Asociación Amigo
de Guayana con miras a un museo para Ciudad Bolívar.
La Asociación Amigos
de Guayana había sido constituida el primero de agosto de 1971 con el objeto
estimular y desarrollar en el Estado Bolívar todo género de manifestaciones
artísticas, literarias y culturales en general y contribuir a la conservación
de los monumentos y sitios históricos de la jurisdicción en función de sus
valores intrínsecos y de su interés por el incremento del turismo y por ende de
la economía regional.
Quedó constituida bajo la
presidencia del escritor y crítico de arte Rafael Pineda e integrada además en
calidad de principales por Andrés Palazzi José Sánchez Negrón, Régulo Pérez,
Maby Natera Febres, Rosario Pérez Agosto, Andrés Bello Bilancieri, Vinicio
Grillet y Fitzí Miranda. En calidad de suplentes: José Miguel Gómez
Bello, Manuel Alfredo Rodríguez, Maruja Agosto Aristeguieta, Malú Liccioni de
Huncal, Luis Eduardo Arreaza Contasti, Américo Fernández y Alberto Mancini.
El Presidente Caldera inauguró la
casa a las nueve de la mañana acompañado de los ministros de la Defensa y Educación así
como del Comisionado de la presidencia para los asuntos del patrimonio, doctor
Mauro Páez Pumar.
Muchas y constantes fueron las
motivaciones para integrar lo que a partir de entonces ha sido un importante
centro de cultura activa y dinámica. En
primer lugar, la tenacidad, una auténtica campaña de permanente beligerancia y
gestión llevada a cabo para llegar a ese
momento estelar de contemplar la obra realizada que el presidente Caldera puso
oficialmente en servicio.
La casa fue restaurada por el
Ministerio de Obras Públicas con la asesoría de la Junta Protectora
y Conservadora del Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación y el comisionado
presidencial doctor Mauro Páez Pumar, quien en todo instante estimuló la
realización de ese anhelo y de todos los nobles entusiasmos puestos en esta
empresa por el pueblo bolivarense en todos los niveles de su gentilicio.
En una sala, especialmente
acondicionada, fue instalada la “The Washington Press”, donde se editó el
Correo del Orinoco, órgano de opinión históricamente fundamental en la lucha independentista. Dicha prensa, por gestiones de la Junta Protectora y Conservadora
del Patrimonio Histórico, fue regresada
a Ciudad Bolívar desde el Museo Bolivariano
de Caracas en donde permanecía desde 1911 que la donó Bartolomé Tavera
Acosta.
La parte museográfica de artes
plásticas de la inauguración, estuvo selectivamente representada en base a un
hecho que no tiene precedentes en Venezuela. Se trata de que artistas,
coleccionistas, personalidades en diferentes actividades así como organismos públicos y privados
donaron un total de 485 obras para el museo que Rafael Pineda tenía proyectado
para Ciudad Bolívar. En estas obras,
todas de significativa importancia, que
a lo largo de cuatro años fueron engrosando lo que hoy es patrimonio del Museo,
destacan pinturas de todas las tendencias, dibujos, grabados, gráficas,
esculturas y cerámicas.
La hermosa casa de estilo colonial,
es de ornamentación sobria, elegante, sencilla, y permite alojar sin ningún
tipo de choques a las más audaces formas de la expresión artística. Los grandes espacios abiertos acceden a una
observación clara e impactante a cualquier distancia siempre dentro de una
dimensión óptima, equilibrada y serena.
Buenas tardes, estimado cronista de Bolívar. Su información me ha servido de mucha ayuda en la edición de textos para la página IAM Venezuela, que difunde información sobre nuestros patrimonios culturales para salvaguardar nuestra memoria. ¿usted podría darme un correo para hacerle algunas pregunta sobre la Casa del Correo Orinoco y otros tesoros históricos de Bolívar? De verdad que le agradezco mucho la muy completa información que publica en sus blogs. ¡Ciudad Bolívar se puede ufanar de un cronista tan laborioso y atento a su historia y su presente!. Un abrazo.
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